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DIPLOMACIA Y COOPERACIÓN:
          REPUTACIÓN, DESARROLLO Y PAZ






                                de Los Ángeles 1984, en los que, desafiando al boicot ruso, elegiría participar
                                y lograría quedar en cuarto lugar en el medallero.   30

                                    Como ocurrió durante la primera etapa del desarrollo de la diplomacia
                                deportiva tradicional, durante la Guerra Fría el deporte también fue utilizado
                                para legitimar regímenes totalitarios cuyos objetivos se alejaban mucho de
                                los valores de fair play y respeto a los derechos humanos como lo ejemplifica
                                la Copa Mundial de la FIFA organizada por Argentina en 1978. Dicho Mundial
                                fue denominado como “el momento más horrible del deporte más hermoso”           31
                                ,  ya que la Copa del Mundo fue organizada por la junta militar que gobernaba
                                el país y estuvo plagada de controversias, desde reportes de intimidación a los
                                equipos por parte de las autoridades militares, hasta arbitrajes sospechosos.
                                Argentina 78 sirvió para darle legitimidad a un régimen militar cuyas violaciones
                                de derechos humanos han sido bien documentadas. Así, por ejemplo;
                                    Poco antes del partido Argentina-Perú, el general Videla (dictador de 1976 a 1981)
                                    visitó el vestuario peruano con el ex secretario de Estado estadounidense Henry
                                    Kissinger (aficionado confeso al futbol) y “les sermoneó sobre la necesidad de la
                                    solidaridad latinoamericana” La intimidación funcionó, muchos de “los jugadores
                                    nunca habían visto de cerca  un dictador”, estaban “aterrorizados” y perdieron el
                                    partido por 6-0. 32

                                    Los eventos descritos no habrían sido posibles sin la cooperación de los
                                órganos más importantes del deporte internacional: el COI y la FIFA. De forma
                                que, aunque el propósito de estos entes es el velar por el deporte limpio y
                                valores como el respeto y la tolerancia, lo cierto es que a medida que fueron
                                creciendo, el objetivo mutó hacia algo más comercial que moral y han tenido
                                varias crisis, las cuales han repercutido en la esencia de la diplomacia deportiva.
                                Nueva diplomacia deportiva: Hacia una gobernanza deportiva
                                La realidad internacional de la Posguerra Fría se caracterizó por una
                                mayor heterogeneidad en cuanto al número de actores involucrados y por
                                una mayor interdependencia impulsada por el proceso de globalización
                                contemporáneo, lo que implicó notables diferencias con respecto a la naturaleza
                                interestatal del sistema de la Guerra Fría e impactó al deporte internacional.  33
                                Durante este proceso, destacan tres rasgos que modificaron la estatalidad
                                deportiva y en consecuencia a la diplomacia deportiva: 1) el surgimiento
                                de la gobernanza deportiva internacional; 2) la promoción del deporte por
                                organismos internacionales gubernamentales, específicamente del Sistema
                                de Naciones Unidas y 3) la expansión de la espectacularización y uso del
                                deporte con fines lucrativos.

                                30      Calatayud, Op. Cit., p. 24.
                                31       Ibídem.
                                32      Ibídem.
                                33      Ibídem., p. 358.




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