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3er. Congreso Internacional del
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                 es instrumental en manos de las personas en tanto que repertorio de palabras
                 consagradas por la narrativa eminente que son los códigos jurídicos. Esto quiere
                 decir que el campo jurídico es, por encima de todo, un campo discursivo y, por
                 eso mismo, la Lucha por el Derecho, tanto en el sentido de la formulación de las
                 leyes como en el sentido de hacer efectivo el estatus de existencia de las leyes ya
                 formuladas es, por un lado, la lucha por la dominación por la consagración jurídica
                 de los nombres del sufrimiento humano, por entronizar jurídicamente los nombres
                 que ya se encuentran en uso, y, por el otro, la lucha por publicitar y colocar en uso,
                 en boca de las personas, las palabras de la ley. 201
             “La consagración jurídica de los nombres del sufrimiento humano”, es lo que
             representa el reconocimiento de un derecho históricamente conculcado,
             como ha sido el derecho al deporte de las mujeres.
             El derecho humano al deporte y el universalismo de los hombres

             El poeta romano Juvenal decía en el siglo primero que orandum est ut sit
             mens sana in corpore sano. Se debe orar que se nos conceda una mente
             sana en un cuerpo sano. Para la posteridad olímpica y por ende para nuestro
             recuerdo, el Barón Pierre de Coubertin tomó la segunda parte, mens sana
             in corpore sano, con la que reivindicaba como elemento civilizatorio de la
             modernidad las competiciones deportivas.
                 Para el precursor de los Juegos Olímpicos modernos un punto central
             de la ligazón de la mente y el cuerpo a través del deporte era que éste fuera
             practicado por hombres que pudieran dedicarse a él de forma amateur, esto
             es, que tuvieran las necesidades materiales cubiertas y tiempo para ejercitarse.
             Así mismo, arrogaba a los valores de la competición deportiva basada en el
             juego limpio, la capacidad de generar un orden internacional pacífico. Esta
             capacidad, venía de la mano tanto por la célebre expresión acuñada por Carl
             von Clausewitz de la guerra por otros medios, debido al carácter agónico del
             deporte, pero sobre todo por las virtudes dadas el deporte desde el liberalismo.
                 El liberalismo traslada su máxima del predominio del individuo sobre la
             masa a través de situar como virtud al espíritu de superación y desarrollo del
             talento y destrezas físicas del hombre de manera individual, como paso previo
             o requisito de una sociedad sana y fuerte. Este espíritu lo vemos reflejado
             en el lema que acompaña a los JJ.OO. desde 1896, citius, altius, fortius, más
             rápido, más alto, más fuerte.

                 En las bases del Movimiento Olímpico moderno tomadas en este texto
             como un elemento retórico, tal vez a modo de sinécdoque, vemos como el
             derecho al deporte ha estado restringido por clase y género, así como ha
             predominado sobre él un enfoque individualista. Todo ello, ciertamente ha
             lastrado su potencial como derecho humano.

             201      Segato, Op. Cit., p. 140.




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