Page 148 - Diplomacia
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3er. Congreso Internacional del
Deporte y la Cultura Física
es instrumental en manos de las personas en tanto que repertorio de palabras
consagradas por la narrativa eminente que son los códigos jurídicos. Esto quiere
decir que el campo jurídico es, por encima de todo, un campo discursivo y, por
eso mismo, la Lucha por el Derecho, tanto en el sentido de la formulación de las
leyes como en el sentido de hacer efectivo el estatus de existencia de las leyes ya
formuladas es, por un lado, la lucha por la dominación por la consagración jurídica
de los nombres del sufrimiento humano, por entronizar jurídicamente los nombres
que ya se encuentran en uso, y, por el otro, la lucha por publicitar y colocar en uso,
en boca de las personas, las palabras de la ley. 201
“La consagración jurídica de los nombres del sufrimiento humano”, es lo que
representa el reconocimiento de un derecho históricamente conculcado,
como ha sido el derecho al deporte de las mujeres.
El derecho humano al deporte y el universalismo de los hombres
El poeta romano Juvenal decía en el siglo primero que orandum est ut sit
mens sana in corpore sano. Se debe orar que se nos conceda una mente
sana en un cuerpo sano. Para la posteridad olímpica y por ende para nuestro
recuerdo, el Barón Pierre de Coubertin tomó la segunda parte, mens sana
in corpore sano, con la que reivindicaba como elemento civilizatorio de la
modernidad las competiciones deportivas.
Para el precursor de los Juegos Olímpicos modernos un punto central
de la ligazón de la mente y el cuerpo a través del deporte era que éste fuera
practicado por hombres que pudieran dedicarse a él de forma amateur, esto
es, que tuvieran las necesidades materiales cubiertas y tiempo para ejercitarse.
Así mismo, arrogaba a los valores de la competición deportiva basada en el
juego limpio, la capacidad de generar un orden internacional pacífico. Esta
capacidad, venía de la mano tanto por la célebre expresión acuñada por Carl
von Clausewitz de la guerra por otros medios, debido al carácter agónico del
deporte, pero sobre todo por las virtudes dadas el deporte desde el liberalismo.
El liberalismo traslada su máxima del predominio del individuo sobre la
masa a través de situar como virtud al espíritu de superación y desarrollo del
talento y destrezas físicas del hombre de manera individual, como paso previo
o requisito de una sociedad sana y fuerte. Este espíritu lo vemos reflejado
en el lema que acompaña a los JJ.OO. desde 1896, citius, altius, fortius, más
rápido, más alto, más fuerte.
En las bases del Movimiento Olímpico moderno tomadas en este texto
como un elemento retórico, tal vez a modo de sinécdoque, vemos como el
derecho al deporte ha estado restringido por clase y género, así como ha
predominado sobre él un enfoque individualista. Todo ello, ciertamente ha
lastrado su potencial como derecho humano.
201 Segato, Op. Cit., p. 140.
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