Page 226 - Diplomacia
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3er. Congreso Internacional del
Deporte y la Cultura Física
la eliminación de las disparidades que afectan a los deportes y los deportistas,
la dignificación de sus recursos humanos, y el reconocimiento y la atención
a las contingencias que enfrenta, entre otros aspectos.
¿De cara al futuro? Contra las violencias, una armadura de valores y
voluntades.
El deporte se enfrenta a diversos desafíos contemporáneos para convertirse
en un eficiente promotor de paz. Se puede iniciar con el reconocimiento,
la valoración y la promoción de los valores intrínsecos que lo caracterizan,
convirtiéndolo en un escenario idóneo tanto para su práctica como para
fomentar la paz.
En el deporte, la diversidad se erige como uno de los desafíos más significativos
para la humanidad, al requerir el reconocimiento y aprovechamiento de su
potencial en lugar de percibirse como un obstáculo. Esta diversidad permea
todos los aspectos del deporte, desde sus actividades hasta sus instituciones,
abarcando una amplia gama de modalidades y participantes. La individualidad
encuentra su espacio en este entorno, fomenta el derecho de cada individuo
a desarrollar su propia identidad, lo que enriquece tanto la práctica deportiva
como la valoración de los competidores y la complejidad de las estrategias.
La colectividad, a su vez, se manifiesta en el involucramiento consciente
y ordenado de diversos perfiles para la realización de actividades deportivas.
Esta colaboración ha sido clave en la organización de eventos masivos,
destacando como un componente fundamental en el éxito y esplendor del
deporte como espectáculo, industria y modo de vida.
El respeto juega un papel crucial en la construcción de ambientes deportivos
libres de violencia, donde se valora el impacto de nuestras acciones en los
demás miembros de la comunidad deportiva. Esta grandeza se alcanza no solo
mediante la conquista de victorias, sino también mediante el reconocimiento
y el honor a rivales, encuentros y al deporte mismo.
El compromiso refleja la responsabilidad y el trabajo en equipo necesario
para cumplir con tareas y objetivos tanto a nivel personal como grupal,
evidencia la voluntad de desarrollar entornos deportivos donde la paz sea una
realidad cotidiana. La disciplina, por otro lado, se manifiesta en la capacidad
de establecer mecanismos efectivos, sin importar el rol dentro del deporte,
lo que promueve un comportamiento determinado en beneficio propio y
de los demás.
La resiliencia destaca como una característica apreciada en la sociedad
y es especialmente valiosa en contextos deportivos, donde la capacidad de
adaptación y respuesta a las dificultades es fundamental para avanzar. La
tolerancia, en última instancia, complementa a la diversidad al fomentar la
convivencia y la valoración mutua y demuestra que las diferencias no son
impedimento para la coexistencia pacífica.
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