Page 216 - Diplomacia
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3er. Congreso Internacional del
Deporte y la Cultura Física
trabajaban solos refleja la falta de intercambio de socios y de compañerismo
y de intercambio de conocimiento que se da entre los programas deportivos,
lo que incrementa la falta de apoyo. Esto se ve acentuado por una brecha
institucional que existe también entre los programas deportivos y los protocolos
verticales. Los entrenadores y directivos de los programas se cuestionaban
cuál era su hogar institucional. Un directivo preguntó: “¿A dónde nos dirigimos
cuando queremos solucionar un problema?”
Estas preocupaciones son especialmente evidentes en los retos presentados
por las prácticas de “Monitoreo, evaluación y aprendizaje”. Queda clara una
notable carencia de habilidades profesionales; entrenadores y directivos
compartieron sus frustraciones ante la imposibilidad de llevar a cabo dichas
prácticas, sin mencionar lograr la prevención de la violencia. Un entrenador
describió su frustración de esta manera: “Un patrocinador me preguntó los
datos de monitoreo y evaluación, le respondí que los 35 muchachos con los
que comenzamos no habían vuelto a delinquir ni habían sido arrestados desde
que comenzaron, ¿con eso basta?” Los entrenadores y directivos reconocieron
que el deporte tenía significado y valor, que fue especial en este contexto. En
los espacios urbanos violentos, donde la policía había perdido el contacto, el
deporte podría ser suficiente. Sin embargo, sin el apoyo adecuado de quienes
están en una posición de poder, ni el compromiso con los entrenadores y
directivos de los programas, los esfuerzos que actualmente se hacen pueden
no ser suficientes para mantener impactos positivos sostenibles. Por lo tanto,
el reto se centra en torno a la manera en la que la policía local o los servicios
juveniles pueden generar puntos de contacto con las intervenciones deportivas
hiperlocales sin explotar el espacio irrumpiendo de manera negativa en el
progreso y/o reduciendo el sentido de seguridad que el deporte ha contribuido
a construir.
Conclusión
Este artículo se enfocó, en primer lugar en los proyectos a nivel de la Organización
de las Naciones Unidas, específicamente en SC:ORE, en el terreno del deporte
para contrarrestar la delincuencia y la violencia juveniles; en segundo lugar
en una nueva teoría del cambio para prevenir la delincuencia y la violencia
juveniles a través del deporte; y en tercer término el estudio de caso de Londres,
donde se llevó a cabo la investigación para tener una mayor comprensión
de cómo el deporte puede ayudar a enfrentar la creciente preocupación que
existe en torno a la violencia con arma blanca. Aunque el deporte no puede
dirigirse por completo a las múltiples y complejas causas de raíz y factores
asociados con la delincuencia juvenil, ni el poder del deporte produce siempre
resultados deseables en los niveles individual y social, sí puede contribuir
a la prevención de la delincuencia a través de intervenciones diseñadas y
dirigidas específicamente. Para asegurar su impacto y sustentabilidad, la
programación deportiva se debe integrar con estrategias y marcos de trabajo
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