Pablo Ortiz Alcántara, forjador de campeones

Una trayectoria de 20 años de vivir dedicado al remo avalan al último premio Puma en la categoría de entrenador

Candelaria Chávez
Fotos: Jacob V. Zavaleta

 

Con 20 años de trayectoria como entrenador, Pablo Enrique Ortiz Alcántara ha sido y es copartícipe y forjador de grandes talentos dentro de la disciplina del remo. Lo mismo con hombres que con mujeres como pupilos, el también presidente de la Asociación de Remo de la UNAM ha puesto el nombre de la institución en lugares muy altos.

Su carrera deportiva está avalada, además de los reconocimientos y triunfos, por vivir para el remo y sentirlo como un estilo de vida. No en balde ha logrado, junto con sus pupilos, 20 campeonatos nacionales, tres centroamericanos, un panamericano e igualmente dos Copas del Mundo, estando al frente como coach nacional. También, dos Mundiales Sub 23 y un Campeonato Mundial.

Por esto y más, es considerado dentro de los entrenadores como un formador de deportistas de excelencia, consiguiendo mejorar records con más de diez años de vigencia. Su esfuerzo y dedicación se han visto reconocidos con el máximo galardón que la UNAM otorga a lo más destacado del deporte universitario: el Premio Puma.

A sus 52 años, Pablo se siente como todo un joven que apenas empieza a surcar las aguas de la pista de canotaje y remo Virgilio Uribe, de Cuemanco, donde diariamente acude a dar clases, ya sea por la mañana o por la tarde, e incluso, sábados y domingo.

“En casa saben que los compromisos sociales, los fines de semana, son a partir de las 12 del día, no antes, ya que primero mi responsabilidad es con los alumnos, a quienes me debo por entero”, afirma Ortiz Alcántara.

No obstante, parte esencial en los logros de este triunfador es su familia. “Ellos son la otra parte de mi vida, son por quienes día a día doy lo mejor, ya sea como entrenador, como padre y esposo. La familia, hoy más que nunca, es muy importante que esté unida, y la mía verdaderamente es genial. Así, sencillamente y con esas palabras: genial”, precisa con un dejo de alegría en su rostro.

La clave del éxito

De acuerdo con las palabras del galardonado, para que existan triunfos tanto del deportista como del entrenador, ambos deben dar su mejor esfuerzo, aunado a la disciplina, constancia, respeto, esfuerzo y compromiso mutuos, sin los cuales no se puede obtener nada.

“Quien no tiene estos valores como premisas está condenado al fracaso, y esa palabra, por lo menos en mí y mis alumnos, no existe”, sentenció quien conociera el fascinante mundo del remo cuando realizó su servicio militar en Cuemanco.

Como en toda disciplina, no únicamente en el remo, para destacar se requiere de años de entrenamiento. No obstante, esta especialidad es particularmente demandante, pues quien decide ingresar en ella requiere acumular miles y miles de kilómetros, desde el mismo instante en que se sube al bote y toma los remos, hasta llegar a lo que una de sus ejemplares alumnas ha logrado: dos metales áureos en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez Puerto Rico, y también galardonada con el Premio Puma 2010 a la mejor Estudiante Deportista, Fabiola Núñez.

“Sí, en un año remamos cinco mil kilómetros, para ajustar los 20 mil, mínimo son cuatro años, hablando de los deportistas ideales, ya que como son estudiantes, tienen sus exámenes, altibajos en cuanto a su devoción deportiva, dentro del alto rendimiento. Sin embargo, Fabiola me hizo cambiar de dirección y de opinión en cuanto a que no pueden combinar deporte con academia”.

“¿Por qué digo esto —prosigue—?,  porque ella estudió Medicina, una de las carreras más demandantes, y sin embargo, a base de tesón y disciplina, consiguió triunfar. Por si fuera poco, tiene un promedio de 9.0. No creí que llegara hasta este nivel, pero ya mis dudas están todas despejadas”.

Parte fundamental del éxito del deportista es el apoyo incondicional de su familia, pues “en muchas ocasiones ésta le exige al alumno que se dedique a estudiar y que deje de lado el deporte, si bien le va. O lo más grave, que es cuando les exigen trabajar para poder ayudar en la economía familiar, aunado a mantener sus estudios. En esas circunstancias es complicado hacer una carrera deportiva”.

El remo exige fuerza, condición, disciplina y tiempo completo para entrenar, ya que ello se realiza por la mañana, tarde, días festivos y fines de semana. Es sumamente demandante, como cualquier otro deporte de alto rendimiento, pero de acuerdo con el presidente de la Asociación de Remo de la UNAM “todo se puede hacer, aquí no existe el ‘no puedo’, todo es cuestión de darse los  tiempos, agendar prioridades y disciplina, sobre todo”, señala.

Pablo Ortiz se considera un privilegiado al tener el ojo clínico para sacar adelante a sus alumnos, alentarlos cuando los ve que ya no pueden, pero sobre todo sentirlos como parte de su familia. Sabe que los triunfos y fracasos de sus alumnos son compartidos.

“Se me ha desarrollado un sentido muy especial para detectar talentos, por ello me gusta desarrollar al máximo sus potencialidades. El remo representa la lucha en la vida, el no rendirte, luchar día a día. La constancia es el estilo de vida, ése es mi estilo de vida”, concluye sin dejar de agradecer a la institución por la distinción de que ha sido objeto.

México DF, 12/01/2011

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