Se ubica cerca de la orilla de la alberca con la mirada fija en el piso, concentrada. El sonido local anuncia al equipo de México. Ella camina atrás de sus compañeras y la ansiedad la perturba mientras enfilan a la piscina. Ubicada dentro de la formación, levanta la mirada mientras espera a que corra la pista musical. De pronto, suena el silbato que alerta el comienzo. Enseguida, de forma pausada, se escucha la melodía, y Brenda Prieto Velázquez se transforma para sumergirse y realizar la coreografía de lo que es su vida: el nado sincronizado.      

Honesta, alegre, madura, ganadora, pero sobre todo, con una luz que irradia por donde quiera que pasa, describen a la estudiante de sexto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Oriente, quien será parte del equipo nacional de primera fuerza B que estará presente en los Juegos Panamericanos, Guadalajara 2011.

Su vida se asemeja a la melodía de una coreografía, que hoy, a sus 18 años, va a mucho menos de la mitad. Un sin fin de triunfos en este corto plazo han hecho de esta joven una gran promesa nacional que espera representar dignamente a México en su propio país.

“Somos un equipo de prueba, pero llevamos mucha responsabilidad porque hablamos de México y competiremos en nuestra tierra, además de que en lo personal también voy representando a la UNAM. Nosotras abriremos la justa, lo que implica más compromiso y nerviosismo, pero al mismo tiempo es una gran puerta para nosotras porque competiremos contra nadadoras olímpicas”, explicó Prieto Velázquez, quien tiene un promedio de 9.7 en el bachillerato.  

Todo comenzó desde pequeña, a los cuatro años, cuando ingresó a clases de natación en la Unidad Cuauhtémoc, del IMSS, presentía que el agua y ella se abrazarían para seguir el mismo camino. Una jugarreta del destino bastó para que Brenda supiera cual sería su futuro.

“Fue muy chistoso porque cuando tenía ocho años ya no alcancé inscripciones en natación y solo quedaban para nado sincronizado por lo que mi mamá me metió”, rememoró quien también es apasionada por el teatro y cuenta con una carrera técnica de arte dramático y que además ha tenido una evolución muy rápida en su deporte, el cual agregó, “pocas personas son los que lo pueden practicar”.

Cuatro años más tarde, en un selectivo (paradójicamente en Guadalajara) logró formar parte de la selección mexicana al ubicarse dentro de las primeras diez posiciones, lo cual la ayudó a saber que el nado sincronizado era para ella. “Fue una noticia muy padre, a partir de ahí me abrió como una ansiedad por hacer más porque supe que yo podía”, recordó.

Vida académica y deportiva

Desde hace custro años vive concentrada en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR), ahí entrena, come y duerme. Sin embargo, los estudios los hace –dijo- orgullosamente en la UNAM. A pocos meses de terminar el CCH su futuro lo sigue observando con los colores auriazules.

“La escuela me ha enseñado a ser responsable, me ha hecho una mejor persona y estoy muy agradecida con esto. Pienso estudiar Ciencias de la Comunicación en la FES Acatlán porque quiero difundir mi disciplina y el deporte amateur en general. Hay muchos atletas que tienen, siento yo, más valía que un futbolista”, sentenció la también cantante.

Su vida no ha sido del todo satisfactoria. El ser un atleta de alto rendimiento y una estudiante ejemplar implican muchos sacrificios. Poca convivencia familiar, casi nula vida social —pocos amigos en la escuela—, es lo que le duele en demasía a Brenda Prieto; sin embargo, todo esto -señaló- vale la pena cuando sube al podio de ganadores y escucha el himno nacional.

Paso a paso ella se traza un futuro prometedor, no le da miedo nada y asegura, lo piensa cumplir. “Quiero hacer un buen papel en Guadalajara; después, formar parte del equipo A y posteriormente estar presente en todo el ciclo olímpico que viene (Rio de Janeiro 2016), y obviamente, si se puede, pues también estar en Londres 2012”.

Por lo pronto, sigue la misma rutina de una estudiante deportista: levantarse a las 6:30 de la mañana, alistarse para presentarse a las 7:00 en el gimnasio con el preparador físico; desayunar a las 8:00 para que a las 9:00 se encuentre en la alberca; entrenar cinco horas en la piscina; salir rápidamente del agua; ir a su cuarto y tomar sus cosas para la escuela; estudiar de 3 a 9 de la noche; regresar, cenar, hacer tarea y posteriormente dormir a las 12 de la noche, y sabe, valdrá la pena cualquier sacrificio para cumplir todos sus sueños hasta el momento en que escuche la última nota de su coreografía y todo quede en silencio.