Con 22 años de edad, divide sus esfuerzos en el Frontón y la academia con buenos resultados " />

Trabajo, estudio y deporte: fórmulas de éxito para el pelotari Francisco Díaz

Candelaria Chávez
Fotos: Jacob V. Zavaleta

 

 

Francisco Díaz Ávila tiene 22 años y es oriundo de Tulyehualco, de donde se traslada diariamente hasta Ciudad Universitaria para cursar el séptimo semestre de la carrera de contaduría con promedio de 8.1. Su desempeño no sólo se limita al ámbito escolar. Él va más allá: como deportista también ha brillado ampliamente en el frontón, tanto universitario como nacional.

Podiums en torneos y Olimpiadas Nacionales, están en su haber. Recientemente, en los Interfacultades 2008 de frontón, logró oro en la modalidad mano individual y plata por parejas, al lado de su compañero Miguel Martínez, ambas pruebas con pelota gosua.

Lo lleva en la sangre: su padre practica frontón desde hace más de 25 años y Francisco desde los 10, al igual que su hermano menor. “Veía a mi papá jugar en el deportivo de Tulyehualco con sus amigos. En principio, yo hacía futbol, pero ver la agitación que les causaba pegarle con la mano a una pelota, y no con el pie, me llevó a incursionar en ese deporte y aquí sigo”, comentó Francisco.

Díaz Ávila comenzó en el frontón dentro de la prueba trinquete con pelota dura, donde a los 15 años ganó la primera medalla de su colección. El momento lo tiene fresco en su memoria pues ese bronce lo obtuvo en un torneo que enfrentó al club Tulyehualco y al de San Juan Ixtayopan, dos lugares que han dado campeones nacionales y mundiales a México.

Posteriormente, el joven pelotari probó suerte en la modalidad frontón a tres paredes (pelota vasca) que coincide con su ingreso a la Preparatoria uno. Ahí comenzó formalmente su participación en frontón como miembro del representativo de la UNAM pues asistió a la Olimpiada Nacional 2003, celebrada en Chihuahua, donde se ubicó cuarto sitio. Tenía 17 años.

En el 2005, gracias a sus destacadas participaciones en diferentes competencias, Francisco fue preseleccionado nacional y acudiría al Mundial Juvenil de la especialidad, en Chile. Infortunadamente por una lesión en el brazo perdió la oportunidad de competir internacionalmente: “Esa ha sido una de mis frustraciones”, recordó con pesar.

Pero un año después cobró revancha deportiva: se adjudicó bronce en las competencias de pelota vasca con pelota gosua en Olimpiada Nacional celebrada en Guanajuato. Además logró oro en el Primer Torneo Nacional de Trinquete Juvenil, en Tulyehualco, y en el encuentro interclubes entre los barrios de Xochimilco y San Luis, misma modalidad.

Para el futuro contador, las cosas no han sido fáciles. A pesar de contar con el apoyo incondicional de su familia, sobre todo de su padre en el aspecto moral, trabaja arduamente para continuar con sus estudios y pagarse las herramientas e indumentaria para su deporte.

Se ayuda económicamente con la venta de dulces y alimentos elaborados con amaranto, hechos en casa junto con su madre. Compañeros de la Facultad así como gente que labora en oficinas de la UNAM son sus principales compradores.

“Cuando incursioné en la Olimpiada Nacional 2006, la CONADE me proporcionó una pequeña beca. Sin embargo, al siguiente año dejé de percibirla. Con lo que pueden, mis padres me apoyan económicamente con los gastos, pero principalmente me sostengo con los productos que vendo”, comentó Díaz Ávila.

Finalmente, entre el olor del piloncillo, la miel, y el amaranto, Paco espera terminar su carrera como contador, conseguir un trabajo que le ayude a continuar con una maestría, pero siempre rodeado de tres paredes de concreto y la emoción de sentir en sus manos una pelota de frontón, especialmente la de trinquete, con la que inició su aventura deportiva hace 12 años.

 

México DF, 10/11/2008

  

 
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