La DGDU organizó un ciclo de mesas redondas con especialistas en estos temas para intercambiar ideas

Autor: Omar Hernández
Fotografías: Fredy Pastrana y Grecia Rodríguez

En cuestión de igualdad de género, el deporte a nivel mundial continúa dando pasos para subsanar pendientes, aunque la agenda es dinámica y cada peldaño evidencia otros rezagos, tales como la inclusión de las diversidades sexogenéricas, la inserción de las distintas discapacidades a la actividad deportiva, así como la poca visibilización y sensibilidad ante el deporte en comunidades indígenas, y el impacto psicológico que puede ocasionar la exigencia deportiva desde las infancias.

Estos temas fueron abordados a través de ocho mesas redondas, en un foro de reflexión celebrado en el auditorio del Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA) de la UNAM. El empoderamiento, género y deporte, fue el eje central en este ciclo celebrado a raíz del Manifiesto Universitario al Juego Limpio, organizado por la Dirección General del Deporte Universitario (DGDU), en el marco del Día Internacional del Juego Limpio que se conmemora el 14 de abril.

“La participación de las mujeres ya logró derrumbar muros que parecían infranqueables, aunque es cierto, falta mucho por hacer en la propia estructura del deporte. Tenemos que volver al deporte una actividad democrática a la que tengamos derecho todas las personas sin importar sexo, género, orientación sexual, edad, color de piel o estatus social. Faltan cosas, pero ya empezamos y nadie nos va a parar”, aseveró Hortensia Moreno Esparza, académica del Centro de Investigaciones de Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, durante la ponencia denominada El desafío a los estereotipos heteronormados desde el deporte.

Por su parte, Rubén Hernández Duarte, licenciado en ciencias de la comunicación y maestro en estudios políticos y sociales en la UNAM, actual responsable de la dirección de políticas de igualdad y no discriminación en la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, puso sobre la mesa el vacío que existe en cuanto al reconocimiento a la comunidad trans.

“Más de 5 mil personas en la UNAM somos LGTBIQ+ y de esas, cerca de 1,168 nos reconocemos trans. Está operando algo que dificulta nuestra participación en el diseño de políticas institucionales en términos de igualdad sustantiva y no discriminación. Esto porque muchas de nuestras experiencias son incomprensibles porque no hay un repertorio cultural para reconocernos, y, como no existe ese marco cultural, con frecuencia quedamos al margen de las consideraciones para tomar decisiones”, dijo Hernández Duarte en la presentación que llevó por nombre La autoadscripción de género y el deporte.

En la ponencia intitulada Atletas transgénero: Perspectiva sobre la normatividad y equidad en las justas deportivas, Janet Ávila Olivares, jefa del departamento de historia clínica en la Dirección de Medicina del Deporte de la DGDU, mencionó que “la controversia está en las mujeres trans que sí pasan por una pubertad masculina. A todas se les trata de categorizar de la misma manera cuando no es así. Una trans que pasó por la pubertad masculina tiene menor flexibilidad que una trans que no pasó por pubertad masculina, por ejemplo”.

En cuanto a la inclusión de las personas con discapacidad en el deporte, Lourdes Virgilio García, presidenta de la Asociación de Deporte Adaptado de la UNAM, en la presentación Discapacidad, deporte y poder, indicó: “Hay diversas discapacidades y hay que incluirlas a todas. En las clasificaciones que se hacen en los atletas paralímpicos es complejo cuando la discapacidad de un competidor no es equiparable con la de otro, por así decirlo, a veces termina siendo algo injusto”.

En este ciclo también se tocó el tema de Más fuertes, más rápidas: corredoras rarámuris, donde la investigadora independiente con doctorado en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Ana Paula Pintado Cortina, quien ha realizado trabajo etnográfico en las comunidades rarámuri, relató su experiencia y definió características de los integrantes de esta comunidad indígena.

“Ellos no entrenan y no se la pasan corriendo, su fortaleza física tiene que ver con lo que hacen en su vida cotidiana, hay larguísimos recorridos, tienen cosechas en ecosistemas diferentes, hacen cuatro horas en un recorrido que yo hacía en ocho, y eso les da una fortaleza impresionante. No sólo son corredoras con gran resistencia sino seres con los cuales podemos aprender para ser mejores seres humanos”, describió.

Asimismo, en la mesa redonda titulada La exigencia deportiva, límites y repercusiones psicológicas en las niñas, Hireri Velázquez García, exjugadora del equipo representativo femenil de futbol asociación de la UNAM y de las Pumas del Club Universidad Nacional, subrayó la importancia de contar con una red de apoyo. “Hay gente que dice ‘es una niña, no sabe jugar, no la dejes jugar porque es una niña’, pero mi familia jamás me cerró la puerta”.

En estas mesas redondas también estuvieron Stefanía Aradillas Alanís, jugadora profesional de softbol femenil y olímpica en Tokio 2020; Norma Baraldi Briseño, clavadista olímpica en Montreal 1976; Angélica Larios Delgado, esgrimista olímpica en Beijing 2008 y Marco Antonio Zaragoza Campillo, académico de la Facultad de Ciencias y ultramaratonista de la UNAM, entre otros.

Fecha: CDMX, 13/05/2024