Evitar en los niños la obsesión por el triunfo, una de las claves para que alcancen el éxito deportivo en el futuro

• Ideal comenzar a desarrollar el sentido de competencia a partir de los 13 años de edad, consideró el psicólogo deportivo César Belmonte.

Eduardo Aguilar | Amauri Legorreta
Fotos: Archivo DGDU.

 

El acompañamiento y la correcta interpretación del deporte infantil permitirán un mejor desarrollo en niñas y niños deportistas, consideró César Belmonte Ríos, psicólogo del deporte de la UNAM, quien enumeró una serie de factores para lograr este fin, entre los cuales destaca el despojar al infante de la obligación por el triunfo hasta que alcance una edad considerable. 

“Los niños tienen que aprender gestos motores de todos los deportes. Que las actividades motrices y lúdicas estén por encima del ganar, que el niño deportista no sufra la presión de las competiciones sino que se divierta. La mejor opción es que los niños compitan a partir de los 13 años de edad. De los 12 hacia abajo, las competiciones deberían ser preponderantemente lúdicas”, consideró el también docente del Centro de Estudios del Deporte (CED) de la Dirección General del Deporte Universitario de esta casa de estudios, en una charla transmitida por Facebook Deporte UNAM. 

De no contar con una formación óptima en edades tempranas, el niño puede sentir demasiada presión, perder la capacidad de disfrutar la disciplina deportiva, aburrirse y abandonar el deporte. En pocas palabras, no se tiene éxito cuando no hay un buen acompañamiento al lado del menor, puesto que “los niños deportistas no son adultos”, recordó el especialista. 

Sin embargo, “cuando hay una buena base, todo el trabajo físico y psicológico acumulado se va a cosechar y tendremos mejores deportistas”, aseveró Belmonte Ríos, quien además habló de un “triángulo deportivo”, conformado por padres, entrenadores y niños deportistas, en el cual los adultos deben ser quienes busquen formas para la evolución de los infantes en pro de su desarrollo físico, emocional y psicológico. 

“El desarrollo del carácter, el liderazgo, la deportividad y la orientación hacia el logro, no se dan con el simple hecho de hacer deporte, el niño necesita del acompañamiento de los entrenadores y de programas que proporcionen experiencias positivas de aprendizaje”, abundó César Belmonte, quien aclaró que el concepto de competencia también tiene valor educativo, permite desarrollar habilidades de socialización y facilita conceptualizar la idea del triunfo y la derrota, pero ello no debe ser el centro de la actividad física en edades tempranas. 

“La práctica del deporte es una de las pocas áreas de la vida en la que el niño puede participar intensamente en una actividad que tiene consecuencias significativas para él, sus compañeros, su familia y la propia comunidad”, finalizó el psicólogo deportivo de Pumas CU, el equipo de futbol americano de liga mayor de nuestra Universidad.

México DF, 12/11/2020

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