Juan Manuel Santiago Medina, alumno de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, logró el tercer lugar en peso muerto, en la categoría Junior (de 18 a 23 años de edad y hasta 66 kilogramos) en el 2019 Sub-Junior and Junior World Championship of Powerlifting, celebrado en Regina, Canadá; y además rompió el récord mexicano en la competencia general.

En el evento se premiaron los tres movimientos: sentadilla, press de banca y peso muerto, siendo éste último en el cual el universitario se hizo de la presea broncínea. Además, hubo premiación general, es decir, una competencia en la cual se suman los tres movimientos.

El atleta auriazul logró levantar 240 kilogramos en peso muerto para obtener la medalla de bronce de la competencia; y sumó un total de 625 kilogramos para quedar en cuarto lugar de la competencia general y romper la marca mexicana, luego de haber levantado 235 kilogramos en sentadilla y 150 press de banca.

“Este logro significa muchas cosas para mí, la principal es que sin tener mucho apoyo, y siendo alguien que entrena y estudia aquí, pude llegar a competirle a los mejores del mundo. El apoyo ha venido de los profesores y de mi familia, desde que empecé en este deporte ellos creyeron que podía llegar a ser algo importante, y aquí está el resultado”, dijo el alumno del noveno semestre de la carrera de ingeniería civil.

Juan Manuel Santiago comenzó a practicar powerlifting una vez que ya se encontraba en su carrera universitaria. Todo comenzó cuando le nació el deber moral de lograr la fortaleza física y mental para ayudar a su hermano que padece una discapacidad y utiliza silla de Ruedas. Al ver que ni sus padres ni su hermana podrían ayudar a su hermano en sus actividades diarias, ahora que ha crecido y tiene 15 años de edad, el atleta auriazul decidió ponerse en forma para ser el encargado.

“Siento que es mi deber tener esa fortaleza física y mental para mi hermano, por eso no paro en este deporte, mi fuerza no puede ir a menos”, comparte el atleta felino.

Actualmente, Juan Manuel Santiago compagina estudios, entrenamientos y horas de comida durante prácticamente todo el día en Ciudad Universitaria. Sin embargo, lo hace por vencerse a sí mismo en busca de ser el mejor del mundo.

“Es una satisfacción personal, los profesores me vieron futuro. Ves a los atletas que están en los primeros lugares, te comparas con ellos y te das cuenta que tienen la misma estatura, genética, y eso me motiva a seguir entrenando. Si ellos lo pudieron lograr, yo también”, sentencia el auriazul.