Falleció Zaprian Petrov, legendario entrenador de lucha olímpica en la UNAM

• El profesor de origen búlgaro forjó atletas universitarios que destacaron tanto a nivel nacional como internacional

Nota: Rodrigo de Buen / Armando Islas
Fotos: Archivo DGDU

 

El legendario profesor Zaprian Petrov Doychev, entrenador de origen búlgaro de lucha olímpica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), falleció lamentablemente la noche del domingo 23 de julio.

“Tatko”, papá en su lengua natal y como lo llamaban sus alumnos, dejó un legado imborrable en esta disciplina en la Universidad Nacional Autónoma de México, pues dirigió a un sinfín de universitarios de manera exitosa, incluso, fue reconocido en dos ocasiones como el Mejor Entrenador del Año de esta Casa de Estudios, en 2000 y 2004, con el entonces denominado Premio Puma, hoy Premio Universitario del Deporte.

Petrov Doychev nació en Stransko, provincia de Haskovo, una pequeña aldea en el municipio de Dimitrovgrad, al sur de Bulgaria, donde vivió hasta que culminó sus estudios de secundaria. Posteriormente, realizó su bachillerato en la ciudad de Stara Zagora y ahí comenzó su encanto por el deporte de su vida: la lucha olímpica. Su pasión por esta disciplina lo llevó a Sofía, la capital búlgara, donde estudió en la Academia del Deporte la licenciatura y posgrado en Educación Física.

El 24 de mayo de 1992, Petrov pisó por vez primera suelo mexicano y el 7 de septiembre de ese mismo año ingresó a dar clases en lo que fue su segunda casa: el plantel 3 “Justo Sierra”, de la Escuela Nacional Preparatoria en la UNAM.

Entre los universitarios más exitosos que dirigió, destacan María de los Ángeles Barraza Sánchez, campeona del Panamericano de la especialidad, en las ediciones de 1997 y de 2000, así como Guadalupe Pérez Tiscareño, doble medallista de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 2006 y en 2010.

Mexicano por naturalización desde 2002, Zaprian siempre tuvo palabras de agradecimiento para nuestro país y para la UNAM.

“México no es mi segundo país, lo amo, lo siento y lo tomo como si fuese el primero. Por el amor a mis alumnos, a su gente buena, por permitirme trabajar en lo que más me gusta, por una institución entrañable como lo es la UNAM, he podido hacer aquí lo que me inculcaron en mi lugar de origen: enseñar, corregir, educar. Solo gratitud infinita puedo tener por esta noble tierra mexicana”, señaló en su momento el profesor Zaprian, quien más que un entrenador, se dedicó a formar integralmente a cientos de alumnos universitarios a través de la lucha olímpica y, sobre todo, les inculcó la pasión por el deporte.

Descanse en Paz, Zaprian Petrov Doichev.

México DF, 24/07/2017

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