Rinden homenaje póstumo a Hausleber en la pista de Ciudad Universitaria

El tartán del Estadio Olímpico atestiguó la primera de 9 preseas que forjó el entrenador dentro de la caminata mexicana

Rodrigo de Buen
Fotos: César Apaez

 

Este mediodía se le rindió un breve y sentido homenaje al entrenador de marcha, de origen polaco, Jerzy Hausleber, fallecido la semana anterior, sobre el tartán de la pista de atletismo del Estadio Olímpico Universitario. Las cenizas del llamado “padre de la caminata mexicana”, dieron la vuelta olímpica en el escenario que, en 1968, atestiguara la primera presea olímpica -de nueve en total-, que conseguirían en Juegos Olímpicos sus atletas.

Acompañado de su viuda, Bozena, de su hijo Andrés y algunos de sus nietos, así como de marchistas como Martín Bermúdez y el campeón olímpico, Ernesto Canto, los restos de Hausleber, emularon el recorrido de los últimos 300 metros que efectuó José Pedraza Zúñiga (el sargento Pedraza), aquel 14 de octubre de 1968, sobre el tartán de la pista atlética del Estadio Olímpico Universitario. Aquella medalla de plata obtenida por Pedraza en los Juegos Olímpicos de México, en 1968, fue la primera que forjó Hausleber, en poco más de 40 años de su andar por suelo azteca.

Jerzy Karol Hausleber Roszezewska, nació el 1 de agosto de 1930, en Vilna-Gdansk, Polonia. Entrenador de la marcha atlética, llegó a México en 1966 como entrenador de intercambio, para apoyar la marcha olímpica de los Juegos de 1968. El resultado de su trabajo fue tan exitoso, que se quedó desde entonces en nuestro país y fue el entrenador del equipo mexicano de marcha, hasta 2004. En 1993, se naturalizó mexicano y ese mismo año, recibió del gobierno México el águila Azteca, la más alta condecoración que se puede entregar a extranjeros distinguidos, por sus servicios a la nación mexicana.

Ganador del Premio Nacional del Deporte en los años 2005 y 2011, bajo su mando como entrenador de la marcha mexicana, se ganaron 9 preseas olímpicas, 3 de oro, cuatro de plata y dos de bronce, destacando además de la obtenida por Pedraza en 1968, la de Daniel Bautista en Montreal 1976, Ernesto Canto, en Los Ángeles 1984, Carlos Mercenario, en Barcelona 1992, Bernardo Segura, en Atlanta 1996, así como Joel Sánchez y Noé Hernández, en Sidney 2000. En su récord está también, el que se hayan conseguido 118 preseas ganadas por andarines mexicanos, en competencias internacionales del más alto nivel. De ahí que la marcha mexicana se encuentre de luto, al fallecer el pasado 13 de marzo, el padre de esta disciplina, en nuestro país.

México DF, 19/03/2014

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