Obtiene Takashi Ota, el grado de cinta negra séptimo dan en karate do Shitoryu

• Para el profesor de la Prepa 6, karate es un estilo de vida

Rodrigo de Buen/Fotos Jacob Villavicencio Z.

Nacido hace 64 años en la ciudad de Ako, en la prefectura de Hyogo, en Japón, el profesor Takashi Ota Numata, adscrito a la Escuela Nacional Preparatoria número seis Antonio Caso, en la que labora desde 1998, obtuvo el pasado 13 de septiembre, el grado de cinta negra séptimo dan, lo que significa, haciendo una analogía con los grados académicos, un nivel de maestría.

En el mundo del karate do, el objetivo del séptimo dan, no es un reconocimiento propiamente para quien lo obtiene, sino es para dar, brindar y compartir el conocimiento y la experiencia acumulada en tantos años y niveles en la práctica de este arte marcial”, señala el propio profesor Ota.

A los 25 años de edad salió de su país y viajó a México, por invitación de la Asociación de Karate de Nuevo León, para fungir como instructor de este deporte. “En Japón, el karate lo aprendí hasta que incursioné en la Preparatoria, más o menos a la edad de 15 años. Allá también, aprendí kendo (del cual es segundo dan), karate do (ahora séptimo dan), judo y educación física. Además de haber estudiado una carrera como técnico en contabilidad.

Fueron diez años los que estuvo con la Asociación regia, hasta 1984, año en el que por razones de índole familiar, tuvo que regresar a su país natal para cuidar a sus padres, quienes pasaban por una situación precaria de salud. No fue sino hasta 1986 cuando regresa a México, en donde definitivamente volvió para echar raíces.

El profesor Takashi recuerda: “conocí al profesor Morata, quien trabajaba en la UNAM y él junto con el profesor Guillermo Hoffner me invitaron a trabajar en la Universidad Nacional, en la cual, primero por honorarios (1987) y luego ya contratado (1991), he permanecido desde entonces.

Esta, dice, es mi casa. Primero estuve con los niños de Pumitas karate, así como con los muchachos de nivel licenciatura y categorías abiertas. Sin embargo, yo deseaba poder trabajar con muchachos más jóvenes, de nivel medio superior, pues son más receptivos y abiertos y por ello, trabajar en una prepa era como estar en un semillero, comentó.

A lo largo de su desempeño como instructor y maestro en el arte marcial del karate do, Ota Numata ha pretendido transmitir el aspecto deportivo, marcial y competitivo, pero lo más importante es el aspecto humano.

“Por medio del karate he tenido la posibilidad de trabajar con innumerables generaciones de jóvenes a quienes transmito un sentido de responsabilidad y disciplina para la vida”. Él está convencido que una buena conducta permite conducirte correctamente. A ser leal y honesto, a no robar. Su filosofía “conducta correcta, conducta sana”, es el complemento entre la parte deportiva y la parte académica. En el karate, el objetivo es aprender conductas correctas”, sostuvo.

Para lograr acceder a ser cinta negra y pasar al séptimo dan, el profesor Ota viajó a Tokio, para presentar el examen de grado correspondiente. Ello consistió en presentar dos tipos de katas (formas) en las cuales elaboró prácticas donde mostró aspectos de desarrollo interior y otras físicas en las ejecuciones.

“Por medio de las katas, aprendes a ejecutar movimientos de defensa y presenté además, combate (kumite) con personas de mi mismo nivel. Presenté una tesis, en la cual habló sobre fundamentos de defensa”.

El examen se llevó a cabo en el Séptimo Torneo Mundial de Karate Do Shitoryu, y se efectuó en el Tokyo Budo Kan, el cual albergó la sede de este deporte en los Juegos Olímpicos de 1964, en la nación nipona. El certamen y el examen de grado, fue avalado por la World Shitoryu Karate do Federation, misma que al final, le otorgó el grado de cinta negra séptimo dan.

Para el profesor Ota, México le ha resultado, en todos estos años de vivir aquí, un país amigable, en el cual encontró plena libertad para llevar a cabo su vida y la disciplina deportiva que más le apasiona. Además, pertenecer a la UNAM, ha sido un motivo de orgullo, prestigio y satisfacción, en tantos años ya dentro de ella.

Un maestro transmite conocimientos de conducta, de técnica. Se trata, comenta, de encontrar un justo equilibrio, pues un cuerpo sano, con una mente sana, invariablemente debe aportar el poder llevar una vida sana.

“Si sólo fortaleces la parte física y no cultivas tu parte espiritual y procuras llevar una vida sana, habrá un desfase en tu parte integral de un todo como ser humano. En ello van reflexiones de uno mismo, con uno mismo, de ahí que esta disciplina, llevada a cabo correctamente, resulta ser todo un estilo de vida”, argumentó.

México DF, 22/10/2013

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