Forjada como esgrimista en la UNAM desde los cinco años y titulada como psicóloga en esta casa de estudios, Angélica Larios Delgado ocupa actualmente el primer lugar nacional del ranking de su especialidad: el sable.

Con un currículo deportivo que incluye, además de trofeos en torneos nacionales y mundiales, y una participación en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Angélica busca sacarse la espina que le dejó su actuación en los Panamericanos de Río 2007. En Guadalajara 2011 espera conquistar el oro.

“El hecho de llegar a la máxima cima del deporte es ya un gran triunfo para todo atleta; sin embargo, ahora quiero refrendar mi orgullo universitario trayendo conmigo el metal áureo de los Juegos Panamericanos, para ello me estoy preparando arduamente y si no pasa otra cosa, la conseguiré”, señaló la sablista olímpica.

Desde el 2004 ha combinado la preparación deportiva con sus estudios académicos en psicología, los cuales recién acaba de culminar con una maestría en psicología del deporte, ecuación que le ha permitido no sólo conocerse profundamente, sino que la ha llevado a encontrar el equilibrio ideal entre su vida y la disciplina que siempre le ha apasionado.

El origen

Aficionada a los épicos combates con armas, pero en especial, a los conflictos que en algún momento observó en series de televisión y películas, donde se utilizaban las espadas, Angélica decidió en cinco segundos su afición por la esgrima, pues eso duró la transmisión televisiva que vio de ese deporte en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96.

“Lo que me gusta de la esgrima es la esencia del deporte: debes emplear una buena estrategia, porque tienes un arma de por medio, y mantener la mente fría, por eso hay quienes dicen que la esgrima es el ajedrez de los deportes”, agregó Angélica, a quien le agrada la idea de planificar y poner los cinco sentidos a tope para mantener orden en la vida y así superar los obstáculos que ésta te va poniendo en el camino.

Hija de universitarios, ambos ingenieros, y nacida en esta capital, ingresó a los cinco años a la sala de armas auriazul, donde alimentaba su romanticismo “de defender algo que quieres a capa y espada como lo hicieran Romeo y Julieta para resguardar su amor”. Así fue como Larios Delgado ha dejado parte de su vida entre la academia y el deporte, aún en contra de su salud, pues ella padece serios problemas de artritis.

Deportista, autodidacta y sobre todo, preocupada por aplicar en su práctica los conocimientos adquiridos en las aulas universitarias, Angélica está convencida de que esa dualidad la ha llevado a forjarse un carácter con temple, que ahora la catapulta a ser por segundo año consecutivo campeona nacional de la especialidad y estar ya con un pie en los Panamericanos de Guadalajara.

El reto

Con experiencia en la Universiada Mundial de Corea, en Copas del Mundo, Juegos Regionales y Continentales, la también presidenta y entrenadora de la Asociación de Esgrima de la UNAM, debió sortear varias competencias, primero para ganar su boleto panamericano y luego para mejorar su posición en la ubicación mundial y facilitarse un poco el camino hacia los territorios nacionales e internacionales que ha ido conquistando con su espada y con su corazón.

Con 28 años de edad, 1 metro 64 centímetros de estatura y 58 kilogramos de peso, Angélica Larios es hoy por hoy una madura mujer y una deportista experimentada en el manejo del sable, que desea retirarse con una medalla no solo panamericana, sino también olímpica

“Creo que el fin deportivo está acercándose y no me quiero retirar con las manos vacías de éstos certámenes tan importantes. He obtenido muchos logros, trofeos, medallas, sólo me faltan estos dos para estar satisfecha y dejar en alto el nombre de las mujeres deportistas universitarias”, confesó con un dejo de nostalgia.

Finalmente, Larios Delgado se declara “hecha en CU” y se define como una mujer de constantes retos, además de ser “Puma desde la cuna”, ya que desde los cinco años ingresó a la organización Pumitas de esgrima.