Mónica, Julieta, Fabiola y Yuritzi, cuatro equipos, cuatro ilusiones " />

Cuatro mujeres rumbo a la Universiada 2008

Rodrigo de Buen
Fotos: Jacob V Zavaleta

 

 

Defender, atacar, subir bajar. Sudar el jersey o saber que en esa playera se dejó plasmado el orgullo y hasta la última gota de esfuerzo dentro del terreno de juego. Un grito, una palmada en el hombro: caer, levantarse, sonreír, llorar. Sobreponerse a la adversidad, aguantar el dolor que acumula el cuerpo por tantas horas de entrenamiento. Levantarse a las cinco, ir a entrenar o soportar la lesión, en aras de darlo y dejarlo todo.

Mónica, Julieta, Yuritzi y Fabiola forman parte de cuatro equipos representativos de la UNAM, voleibol de sala, basquetbol, futbol asociación y handball; tienen la responsabilidad de estudiar una carrera universitaria al tiempo que practican una disciplina deportiva en un alto nivel competitivo. Son diferentes pero a la vez muy parecidas. Ellas cuatro comparten metas, sueños, esperanzas.

Cuatro jóvenes que tienen un camino claro: alcanzar el pódium en la XII edición de la Universiada Nacional 2008, a celebrarse en la Universidad de Guadalajara, del 24 de abril al 8 de mayo en la Perla Tapatía.

Mónica Lucía Rodríguez Estrada estudia el noveno semestre de Química. Tiene 23 años y juega como centro en la selección femenil superior de voleibol.

Julieta Vázquez Frías, de 22 años, juega como ala en la quinteta felina de basquetbol. Cursa el séptimo semestre de Pedagogía, en la Facultad de Filosofía y Letras.

Yuritzi Arenas Villarreal es medio volante en la oncena auriazul femenil de futbol. Estudia el sexto semestre de Actuaría en la Facultad de Ciencias. Tiene 20 años de edad.

Fabiola Hernández Díaz es, a sus 23 años, la portera en el representativo de handball y cursa el noveno semestre de la carrera de Químico Fármaco Biólogo, en la Facultad de Química.

Fabiola, junto con su equipo, debuta este año en una Universiada Nacional. Las otras tres ya saben lo que es competir en un certamen como éste. Para Julieta será su quinta participación, en el 2005, en Toluca, obtuvo la presea argenta. Mónica ha estado presente en tres y se ha colgado el bronce, en Toluca, y la plata, en 2007, en Monterrey. Yuritzi ha estado en dos y, en ambas, su equipo obtuvo el cuarto sitio.

Todas se ilusionan por esta nueva oportunidad de estar en una Universiada. Para estas estudiantes deportistas universitarias, competir en una justa como ésta y representar a la UNAM, es motivo de orgullo y emoción.

“Estamos aquí porque nos gusta practicar nuestro deporte y la responsabilidad de representar a la UNAM me produce mucha satisfacción”, dice Julieta. Mónica comenta: “lo que siento es emoción, quiero poner en alto el nombre de la universidad y demostrar que una institución pública como la nuestra, de tanta relevancia, es la mejor no sólo en lo académico, sino también en el deporte”.

Yuritzi coincide, y pondera el esfuerzo y las horas que dedican a entrenar, prepararse, cuidarse y compaginar la escuela con el deporte. “No es fácil, dejas de lado muchas cosas como la familia, salir a fiestas y estar con tus amigos, nosotras estamos comprometidas con nuestros equipos. Nos gusta lo que hacemos y, aunque implica un sacrificio, todo este esfuerzo y dedicación no es sólo por llevar una vida sana: es por el orgullo inigualable que significa portar esta playera y este escudo”, dice, señalando su camiseta auriazul.

A Fabiola la emociona estar presente en Guadalajara. En el año 2000 el handball participó por última ocasión en el certamen y en ese entonces no había competencia femenil. Este año se incluyó de nuevo en la baraja deportiva de la Universiada y la expectativa para ellas es bastante alta.

“Queremos traernos el primer lugar. Sabemos que en el 2000 el equipo varonil de la UNAM fue campeón y nosotras queremos escribir nuestra propia historia. En mi caso, seguramente será la primera y única ocasión que pueda competir en unos juegos como éstos, pues estoy ya por terminar mi carrera y sé que tomaré otro rumbo cuando finalice”, dijo con nostalgia la guardameta del equipo femenil de handball.

Junto con sus entrenadores y compañeras de equipo ellas trabajan cada día, buscan mejorar, pulir errores, ser más certeras y contundentes a la hora de realizar un servicio o darle con todo a un balón al momento de rematar por encima de una red. Buscan la concentración y finura para lanzar un tiro de tres puntos o hacer una colada que culmine en canasta. O bien, recorren incansablemente —en una ida y vuelta constante— una cancha de futbol; patean un balón buscando la portería rival o, como Fabiola, tratan de evitar que los goles caigan en contra.

“Practicar un deporte forja carácter y personalidad. Las distintas situaciones en el partido son un espejo de la vida. Si ves que estás abajo en el marcador, te tienes que aplicar. La labor de equipo es indispensable: jalar a tus compañeras o reaccionar ante el grito de alguna de ellas. Estas situaciones te marcan, te hacen crecer y madurar. Si lo llevas más allá de la cancha terminas por aprender una lección de vida”, dice Mónica, para quien esta será su última Universiada y espera poder ganar la medalla de oro, la única que le falta tener.

El equipo de Julieta llegará a este certamen con mayor experiencia que en los dos años anteriores. “Veo un equipo muy parecido al del 2005, cuando disputamos la final. Nos hemos renovado en estos dos últimos años y veo un equilibrio entre las veteranas como yo y las jugadoras novatas. Nuestro punto flaco es que no contamos con jugadoras de mucha altura como los equipos del norte, pero eso lo suplimos con velocidad, dinámica, mucha determinación y seguridad en los tiros de meda distancia. No es presunción, pero vislumbro que podemos pelear alguno de los tres primeros puestos en Guadalajara”, sentencia.

Yuritzi no se cansa de correr dentro de la cancha, es un auténtico pulmón. Cuando el representativo de futbol obtuvo la medalla de oro en la Universiada de 2005, ella vio ganar desde la tribuna esa presea a sus futuras compañeras de equipo. Ya con ellas, en las siguientes dos ediciones, se quedaron en la orilla en el juego de semifinales y no pudieron alcanzar ni el tercer lugar.

“Todo este esfuerzo, salir a correr a las 5:30 de la madrugada y luego entrenar en la tarde, debe redituar en un buen resultado en la Universiada. No hay más, queremos estar en el pódium, este equipo regresará a los primeros planos en la Universiada”, dijo.

Junto con su equipo, Fabiola se prepara en los entrenamientos nocturnos en el Frontón Cerrado. “Es difícil, pero lo hacemos por gusto y por el cariño y respeto que le tenemos a esta institución. Nosotras entrenamos por las noches y traemos encima las actividades acumuladas del día. Salir de aquí a las once de y tener que llegar a casa para ponerte a estudiar o hacer tareas implica un esfuerzo, pero escalar todo eso para llegar a una competencia como la que se avecina, bien vale hacerlo”, comenta.

Mónica se ha mentalizado desde que inició este 2008, sabe que es su último año y lo quiere coronar con la medalla de oro. “El año pasado estuvimos muy cerca y tal como ocurrió en el 2005 en Toluca, Nuevo León otra vez nos ganó. El año pasado ellas estuvieron en su casa y tener a todo un gimnasio en nuestra contra, encima de nosotras, llegó a influir en las desatenciones que tuvimos para perder el juego. Hemos tenido la posibilidad de llegar más lejos y entre nosotras hemos platicado y practicado mucho para hacer un torneo que nos lleve a ganar esa ansiada medalla”, expresó.

Este póquer de jugadoras pumas tiene la genuina idea de cristalizar sus sueños con sus respectivos equipos. En el basquetbol, el futbol asociación, el voleibol de sala y el handball femeniles, hay mujeres entrenando arduamente por sus colores, por el puma que portan en sus camisetas, por la UNAM. Son cuatro mujeres trabajando al lado de muchas otras por una medalla.

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